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Santidad Visitandina

 Vida de Santidad 

Allí donde, por gracia, germina un santo, allí Dios entra derrochando luz y misericordia. Cada santo es un signo visible de Dios, un testimonio vivo del evangelio, una renovación muy visible de la presencia del Espíritu que sigue actuando, y sigue demostrando que es Fiel y que permanece con nosotros todos los días hasta el fin del mundo, ofreciendo esperanza y vida sobrenatural, especialmente a los que abren su corazón y se dejan trasformar por su acción santificadora. En más de dos mil años de historia de la Iglesia, los santos nunca han faltado. Ellos son los que escriben las mejores páginas de la historia que definitivamente es santa porque es, santificada por Cristo, quien la ha adquirido para si, entregándose a la muerte por ella. Los santos siguen siendo y serán siendo siempre los verdaderos portadores de luz en la historia, porque son hombres y mujeres de fe, esperanza y amor" (Benedicto XVI, Enc. Deus caritas est, 40). En la variedad de los tiempos, de las culturas y naciones, en cada momento de la historia, la Iglesia se ha personificado en sus santos. En la vocación que cada uno recibe, se halla radicada, la forma de santidad que se le ha sido donada y que se requiere de él, en cuanto al cumplimiento pleno de la propia vocación y misión.

 Santidad en la Visitacion

SS Benedicto XVI,  en el Ángelus, del dia 29 de enero del año 2006 dijo lo siguiente: Esta muchedumbre de hombres y mujeres, que el Espíritu Santo ha forjado, transformándolos en modelos de entrega evangélica, nos lleva a considerar la importancia de la vida consagrada como expresión y escuela de caridad. El concilio Vaticano II puso de relieve que la imitación de Cristo en la castidad, en la pobreza y en la obediencia está totalmente orientada a alcanzar la caridad perfecta (cf. Perfectae caritatis, 1)" Es así como tenemos en nuestra orden hermanas  monjas visitandinas que nos han precedido  durante estos cuatrocientos años de historia, sobrellevando una vida ejemplar completamente entregadas al amor de Dios, al servicio desinteresado, a la entrega generosa, a una vida de total donación e inmolación, por la causa de Jesús: la salvación de todas las almas, testimoniando con una vida sencilla y silenciosa, la primacía de Dios, sobre todas las cosas. En esta sección queremos compartir con ustedes la vida tan ejemplar que llevaron algunas de nuestras hermanas, santas, otras muertas en olor de santidad, notificando con esta acción lo que nuestra Santa Orden a sido en la Iglesia de Jesucristo, y lo que nosotras debemos ser en todos los tiempos, a ejemplo de ellas.

 Santidad Presencia de Dios

SS Benedicto XVI, en la audiencia general del dia 13 de abril del año 2011 dijo lo siguiente: Comprender que toda la historia de la Iglesia está marcada por estos hombres y mujeres que con su fe, con su caridad, con su vida han sido faros para muchas generaciones, y lo son también para nosotros. Los santos manifiestan de diversos modos la presencia poderosa y transformadora del Resucitado; han dejado que Cristo aferrara tan plenamente su vida que podían afirmar como san Pablo: «Ya no vivo yo, es Cristo quien vive en mí» (Ga 2, 20). Seguir su ejemplo, recurrir a su intercesión, entrar en comunión con ellos, «nos une a Cristo, del que mana, como de fuente y cabeza, toda la gracia y la vida del pueblo de Dios» (Lumen gentium, 50).  (...) La santidad, la plenitud de la vida cristiana no consiste en realizar empresas extraordinarias, sino en unirse a Cristo, en vivir sus misterios, en hacer nuestras sus actitudes, sus pensamientos, sus comportamientos. La santidad se mide por la estatura que Cristo alcanza en nosotros, por el grado como, con la fuerza del Espíritu Santo, modelamos toda nuestra vida según la suya. Es ser semejantes a Jesús

 Observancia y Radicalidad

Es conveniente destacar que las hermanas visitandinas que nos han precedido, nos siguen estimulando, pues ellas decidieron comprometerse con Cristo para llevar una vida radical conforme al evangelio, viviendo a plenitud su vocación religiosa, y cumpliendo a cabalidad con su mision de contemplativas y almas orantes en la iglesia, encarnando las virtudes propias de su estado de vida y haciendo suya la intención de nuestro Santo padre  Francisco de Sales que dice: "Las religiosas de la Visitación que tengan la dicha de observar fielmente sus reglas, podrán llevar con verdad el nombre de Hijas Evangélicas, particularmente establecidas para ser las imitadoras de las dos virtudes más amadas del Sagrado Corazón del Verbo Encarnado, la dulzura y la humildad, que son como la base y el fundamento de su Orden y les dan el privilegio particular y la gracia incomparable de llevar el título de Hijas del Corazón de Jesús".

 Santidad  Visitandina

Son numerosas las visitandinas que han sabido "interpretar" magistralmente el carisma que el Espíritu Santo inspiró a los fundadores. De ellas, sólo está canonizada Santa Margarita María de Alacoque, y beatificadas las 7 Beatas Mártires de la Visitación: María Gabriela de Hinojosa, Josefa María Barrera, Teresa María Cavestany, María Ángela Olaizola, María Engracia Lecuona, María Inés Zudaire y María Cecilia Cendoya. Pero hay otras monjas visitandinas cuyas causas de canonización ya se han abierto, o se podrían abrir, debido a haber manifestado una impecable santidad de vida. Todas ellas pueden enseñarnos algo con sus vidas, con sus escritos... A continuación te presentamos  una breve reseña de la vida y escritos de estas Santas Visitandinas ... Click sobre el enlace

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